domingo, 2 de noviembre de 2014

15.

"De vez en cuando decía un comentario y solía apuntarlo en agendas o calendarios ajenos. El propósito, que nadie se olvidase.
Nunca hablaba de ese tema, aunque lo estuviese deseando. No quería parecer egocéntrica ni desesperada por un simple felicidades; procuraba dar una impresión de desinteresada.
No obstante, no era así. Deseaba que la parasen por los pasillos para felicitarla, que la llegasen decenas de mensajes, que corriesen detrás de ella para tirarla de las orejas y que la cantasen el cumpleaños feliz.
Pero a quien quería engañar, nadie la paraba por los pasillos, los mensajes eran contados y los felicidades que ella quería nunca llegaron.
¿Cómo podía dolerla lo no dicho? En ocasiones, las palabras no pronunciadas es lo que más hiere, lo que deseamos con ansias, pero nunca llega.




Podría ser que este hecho no fuese de mucha relevancia, pero era un detalle más a añadir a la infinidad de sus emociones.
Era una época en la que debía de reír, de estar contenta, eran los ansiados 15. Pero no se sentía así, otro año había pasado y no había nada que poder destacar, otro año desperdiciado, otro año en el que no pasaron maravillosas cosas, otro año sin personas a las que recordar, otro año que pasaría al olvido.
¿Acaso no era la vida ya lo suficientemente efímera como para derrocharla?
Sin embargo, ella seguía sonriendo, porque no importaba lo que sintiese por dentro, solo tenía que poner buena cara".



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